Loja, un producto redondo

El turismo gastronómico se ha convertido en una indudable fuente de ingresos. Los distintos territorios de Andalucía ofrecen virtudes específicas que hacen que algunos de sus productos destaquen convirtiéndolos en reclamo para los foráneos. Hay incluso ocasiones en las que esa exclusividad que da el territorio va de la mano de la historia, como es el caso que nos ocupa hoy.

Los roscos de Loja

A una historia que nace con los musulmanes, la elaboración de los Roscos de Loja van de la mano, nunca mejor dicho esto de “la mano”, de los obradores de esta hermosa localidad granadina. Son esas manos las que dan el toque inicial a la mezcla compuesta básicamente de harina, huevos y azúcar. Esa mezcla, colocada de forma magistral en forma de circunferencias sobre planchas, entran al horno hasta tomar una apetitosa forma de bizcocho adquiriendo esponjosidad.

Tras el horneado, una ligerísima crema a base de huevo en su interior se encarga de darle suavidad uniendo los bizcochitos de dos en dos, y son esas mismas manos de las que te hablo las encargadas de, con un suave e hipnótico giro de muñeca, coronar estos roscos con una blanca crema de jarabe de azúcar que le dan un brillante, crujiente y dulce sabor a Loja. Porque esto es lo que tienen los productos con apellido, que saben a su apellido. Y de nada sirve montar una tienda de Roscos de Loja en Japón y venderlos. Jamás, y digo jamás, tendrán el mismo sabor que tomándolos a los pies de las Sierras Subbéticas.

Otras delicias que probar en Loja

Pero Loja no son solo roscos, de compra obligada por cierto en cualquier tienda de la zona. Los roscos son la excusa perfecta para darte un paseíto y conocer la puerta de entrada a la Vega granadina. Ya que has llegado hasta aquí estás obligado a disfrutar de sus aceites y sus espárragos y llegar hasta el río Frío donde encontrarás gran número de piscifactorías de donde se obtienen truchas y se lleva a cabo la cría de esturiones para obtener caviar, convirtiéndolo en un reclamo más para el visitante.

El Cuchifrito de chivo, la Porra lojeña o la Sobrehusa de habas son tan solo ejemplos de la exquisita gastronomía que, en un municipio de algo más de veinte mil habitantes, concentra un turismo de un alto nivel adquisitivo que encuentra además en los alojamientos de la zona un lugar ideal donde cubrir absolutamente todas sus expectativas en cuanto a turismo gastronómico se refiere. Llegar a Loja por sus roscos no debe dejarnos sin probar el resto de elaboraciones reposteras que gozan de fama: los Buñuelos de viento, los Pastelillos de Santa Teresa o el Piñonate son algunos de los dulces que tampoco debes dejar escapar cuando vengas.

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Este artículo es original e inédito sin intereses publicitarios, la publicación de marcas o imágenes corresponde a exclusivos criterios informativos. Escrito para devinosconalicia.com Revista on-line de gastronomía©.

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About Carlos M. Montero

Licenciado en Turismo por la Universidad de Granada. Máster Business Administration en Universidad Carlos III de Madrid. Máster Turismo Gastronómico en Basque Culinary Center. Docente para la Formación Profesional para el Empleo con LANBIDE. Profesional de sala y sumiller con certificado de profesionalidad, amante de los vinos de Jerez, forma parte de la Sociedad Gastronómica Urtoki, de la Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino, de la Asociación Andaluza del Vino, el Skal Club de Sevilla y de la Asociación Sevillana de Empresas Turísticas.

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